Justo en la confluencia de los ríos Neris y Velnia, en el sudeste de Lituania, se encuentra Vilna. La capital lituana tiene uno de los cascos antiguos barrocos mejor conservados de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad y que le ha valido el apelativo de Praga de los Bálticos. Sus numerosas iglesias ortodoxas, sus coquetas calles adoquinadas y sus pintorescas plazas, donde los vilneses contemplan la vida pasar, le imprimen un encanto especial a esta ciudad con hechuras de pueblo.
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Si os estáis preguntando cuándo visitar Vilna, os damos las siguientes indicaciones.
Los meses comprendidos entre mayo y septiembre son los más recomendables para viajar a Vilna. Las temperaturas son agradables y los días son largos y luminosos, lo que te permitirá disfrutar aún más de sus rincones, de sus lugares de interés y de sus espacios verdes, donde puedes avistar aves, pasear en canoa o hacer un pícnic. Además, durante estos meses se celebran numerosas festivales, como el folclórico Batika, el Internacional de Jazz o el de la Canción.
El resto de los meses el clima es menos apacible, descienden las temperaturas y los días son más cortos. Sin embargo, el vuelo a Vilna te saldrá más barato y podrás practicar deportes de invierno, como esquí o pesca sobre hielo, o disfrutar de algunos acontecimientos populares, como las carreras de caballos.
Da igual la época del año en la que vayas, Vilna es una ensoñación. ¿Hacemos las maletas?
Vilna es una de las ciudades más encantadoras de los países bálticos, en la que no te faltarán cosas para hacer ni experiencias para disfrutar. Te dejamos un puñado de planes para que puedas sacar el máximo partido a la capital lituana.
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El recetario de Vilna se caracteriza por su sencillez, naturalidad y contundencia e incluye platos con los que, sin duda, no te quedarás con hambre. El cepelinai, empanadas con masa de patata y rellenas con carne, queso o setas, los koldünai, raviolis rellenos de setas o carne, los lietuviskos salotos, ensaladilla rusa, la saltibarsciai, sopa fría de remolacha, o el kepta duona, pan negro con ajo, son algunos de los platos más tradicionales que tienes que comer en Vilna.
Si te apetece probar un dulce tradicional, que sea šakotis y sausainiai. En cuanto a la bebida, la cerveza Alus, el vodka, que aquí se hace a partir de patata, trigo o centeno, y el midus, una hidromiel, son los más consumidos. El café y la arbata son los reyes de las sobremesas.
La gastronomía de Vilna te adentrará en los sabores más auténticos del Báltico. ¿Te hace una experiencia culinaria diferente? ¡Echa un ojo a nuestras propuestas viajeras!
¿Viajar a Vilna y no traer un regalo o un producto típico de allí? Te damos algunas ideas.
Vilna es un destino que te sorprenderá, te lo aseguramos. Ojea nuestras promociones, reserva tu vuelo desde Barcelona a Vilna y a la vuelta nos lo cuentas.