En el norte de Italia, partida en dos por el río Adige, se encuentra Verona. Esta ciudad, a la que Shakespeare situó en el mapa con la trágica historia de Romeo y Julieta, destila belleza por doquier, tanta que ha sido incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Tiene coquetas plazas, uno de los mayores anfiteatros romanos del mundo y una colección de monumentos renacentistas y medievales que cautivan a quienes los admiran.
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Poco más de dos horas separan España de la bella Verona, lo que la hace perfecta para una escapada de fin de semana. Para comenzar, en cuanto aterrice tu vuelo de Madrid a Verona, vete a la plaza de las Hierbas. Se erige sobre el antiguo foro romano y guarda algunos de los tesoros más preciados de la ciudad: las columnas de San Marcos y del Mercado, la fuente Madonna Verona, la casa de los Mercantes, las casas medievales Mazzanti y el palacio Maffei. Cerca se encuentra la plaza de los Señores, a la que se accede por el arco de la Costa. Está presidida por el palacio de la Razón, con su bonito patio del Mercado Viejo y la singular escalera de caracol roja, protegida por la torre medieval de los Lamberti.
En la plaza Arche Scaligere verás la iglesia de Santa María Antica y los sepulcros góticos de los señores más poderosos de Verona. Desde aquí puedes ir a la catedral románica de Santa María Matricolare, a la basílica de San Zenón, donde Romeo y Julieta se casaron en secreto, y a la iglesia de Santa Anastasia, la más amplia de la ciudad.
El lugar más visitado en Verona es, sin duda, la casa de Julieta. Se ubica en la calle Capello y se accede a ella a través de un pasillo que conduce al patio, donde se encuentra el balcón y la escultura del personaje. No te olvides de poner la mano sobre su seno derecho, dicen que da suerte.
No hay mejor forma de terminar un fin de semana en Verona que adentrándose en su legado romano, muy bien representado por el Arena, el anfiteatro donde se celebraban los combates de gladiadores; el puente de Piedra; y el teatro, justo al lado del museo Arqueológico, que guarda una extensa colección de objetos de arqueología local e italiana.
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Aunque el mejor recuerdo de Verona siempre estará en tu mente, no hay quien decida viajar a Verona y se vuelva con las manos vacías. Los recuerdos relacionados con Romeo y Julieta, como azulejos con la mítica escena del balcón, cuadros, camisetas o luminosos, son de los más solicitados.
Si te gusta traer souvenirs tradicionales, que nunca fallan, puedes comprar figuras, imanes o postales panorámicas de la ciudad, del Arena o de alguna de sus plazas más pintorescas.
Los regalos gastronómicos son igualmente muy socorridos. En este caso, te recomendamos panetone, pandoro de Verona o vino blanco.
Verona es un destino en el que enamorar y enamorarse. ¡Trae tu propio recuerdo!