Jerez de la Frontera es una de esas ciudades andaluzas que no necesita presentación. La cuna del fino y el flamenco es conocida internacionalmente por su clima, su gastronomía, su cultura milenaria y su excelente ubicación, a medio camino entre la serranía gaditana y la Costa de la Luz. A poco más de hora y media de Jerez de la Frontera, el viajero encuentra parajes naturales como el coto de Doñana, la rivera del Guadalquivir, la sierra de Grazalema o las mejores calas de la bahía de Cádiz.
Pero este es solo el envoltorio del tesoro que supone Jerez de la Frontera. Una joya del patrimonio inmaterial de Andalucía con fiestas primaverales relevantes en la región como la Feria del Caballo, eventos de calado mundial como el Gran Premio de España de Motociclismo o espectáculos de belleza inefable como los representados por los caballos cartujanos de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre.
No es fácil recomendar cuándo visitar esta fuente de cultura y ocio, no solo porque hay vuelos a Jerez de la Frontera prácticamente todos los días, sino porque el calendario está poblado de celebraciones y festividades casi todo el año. Primavera, verano, otoño o invierno; no importa la estación, siempre hay algo que hacer en Jerez de la Frontera con el beneplácito del termómetro.
Las Navidades son particularmente interesantes, una fecha señalada que en la campiña jerezana se celebra a base de zambombas, instrumento con el que bautizan los jerezanos las fiestas navideñas con una copa de vino en la mano y un villancico aflamencado en la garganta. Aunque para disfrutar del momento álgido del flamenco y el fino en la tierra de Cabeza de Vaca, lo ideal es pasarse por alguna de las numerosas casetas que dan vida a la famosa Feria de Mayo, que llega como flor de primavera.
Está claro que sobran las razones para visitar la comarca más grande de Andalucía y la segunda de España, especialmente cuando llega el buen tiempo. Además de por el precio (los paquetes vacacionales en Jerez de la Frontera bastante asequibles) y la regularidad de vuelos de Madrid a Jerez de la Frontera, la primavera trae consigo una perla de la cultura andaluza: la Semana Santa.
La Semana Santa jerezana es razón suficiente para dedicar las vacaciones a recorrer las calles del casco histórico de Jerez de la Frontera. Todo un referente de la Pasión en el sur peninsular, nutrido de imágenes procesionales centenarias, aroma a incienso y saetas furtivas. Aunque la solemnidad y la espiritualidad de la noche no es impedimento para saborear un buen vino en las bodegas de Santiago o echar la tarde tapeando en bares míticos del centro como El Gallo Azul o La Vega.
Pero no todo va a ser vino y fiesta, más que nada porque hay una larga lista de cosas que hacer en Jerez de la Frontera, empezando por caminar por el centro hasta Duque de Abrantes y comprobar cómo bailan los caballos andaluces. No sin antes disfrutar de un paseo por el corazón mismo del casco antiguo, al borde de la meseta, para deslumbrar la vista con un conjunto arquitectónico de gran valor histórico que incluye la Colegial, la plaza del Arenal y el Alcázar.
Su estado de conservación es impresionante, destacando las murallas del Alcázar, las cuales esconden un tesoro único en España: la Cámara Oscura. Se trata de una construcción a base de espejos gracias a la cual los almohades controlaban visualmente toda la zona. La vista panorámica obtenida con este sistema sigue sorprendiendo en pleno siglo XXI, especialmente a los más pequeños. Las visitas en familia son decididamente recomendables.
Por mucho arte y cultura que desprenda la campiña jerezana, su gastronomía parece ser una de las razones por la cual el aeropuerto de Jerez se ha convertido en uno de los más importantes de Andalucía, con cientos de miles de viajeros cada año y conexiones con el resto del país, incluso procedentes de la otra punta de la península. No es complicado encontrar un vuelo de Barcelona a Jerez de la Frontera para cambiar el pan tumaca por Tío Pepe.
Fino, oloroso, morenita y palo cortado son palabras que van a estar presentes en cualquier visita que se precie, pasando por tabancos, tascas y bodegas centenarias donde no pueden faltar un buen maridaje a base de tapas de jamón, aceitunas, pescaíto frito o chicharrones. Por no hablar de especialidades locales como los riñones al Jerez o la cola de toro, platos exquisitos que se pueden rematar perfectamente con una copita de brandy de Jerez.