La hermana mayor de las Pitiusas rebosa vida los 365 días del año, aunque su ambiente varía sensiblemente según la época. No es lo mismo visitarla entre julio y septiembre, temporada turística por excelencia en la isla ibicenca, que descubrir sus encantos en plena primavera. Y es que abril marca el comienzo de un periodo excelente para disfrutar de la cara más relajada y amable de la "isla bonita".
Los vuelos a Ibiza son bastante más asequibles en esta época del año, así como los precios de los productos y servicios de la isla, que empiezan a encarecerse entrado el mes de junio. Todo está en marcha para responder a la demanda del verano en las playas y los locales de ocio típicos de Ibiza, pero sin aglomeraciones y con una temperatura ideal para pasear por sus calles o gozar en las cálidas aguas del Mediterráneo.
Ciertamente, reservar un vuelo a Ibiza en primavera es la elección acertada para dejarse llevar por los encantos de la isla sin preocuparse por el presupuesto. Es relativamente fácil encontrar vuelos desde los principales aeropuertos españoles a buen precio y, al tratarse de temporada baja, las tarifas de los hoteles son más que asequibles. La estrategia perfecta para disfrutar de unas vacaciones low cost en las Pitiusas es reservar con antelación o recurrir a los combos de vuelo + hotel en Ibiza que te proponemos.
Estos paquetes vacacionales están disponibles en Ibiza todo el año, pero en primavera se les saca mucho más partido. La razón es obvia: todo está menos saturado y se ahorra dinero. Es mucho más fácil encontrar gangas en Las Dalias o comer a gusto en el puerto a precios relativamente bajos. Por no hablar de la paz que se respira en puntos de paso obligado, como la paradisíaca cala d'en Serra, con un chiringuito famoso por su carta, tan económica como exquisita.
Solo por disfrutar de un mojito al abrigo de los acantilados de la cala d'en Serra, con el Mediterráneo de telón de fondo, merece la pena tomar un vuelo de Barcelona a Ibiza. Aunque no es el único reclamo de la isla que enamora al viajero ávido de experiencias inolvidables:
Aunque parezca contradictorio en una isla, una de las actividades más atractivas de Ibiza consiste en bañarse en las piscinas de sus hoteles más emblemáticos. Opciones hay para todos los gustos, incluyendo piscinas al borde de acantilados, con vistas panorámicas al Mediterráneo, con bar flotante o con escenario incorporado. Después de un baño, lo mejor es irse de turismo cultural y descubrir el rico patrimonio que Ibiza alberga dentro y fuera de sus museos.
El MAEF, Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, es quizá el más recomendable, no solo por presentar una antigüedad centenaria, sino por encontrarse ubicado en plena Dalt Vila, casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, sobre todo debido a sus murallas. Una categoría que también se otorgó a la necrópolis de Puig des Molins, uno de los yacimientos cartagineses más relevantes del territorio español con miles de hipogeos.
La diferencia entre disponer de un fin de semana libre y una semana de vacaciones es que se pueden hacer incursiones a Formentera. Un detalle a tener en cuenta, pero que no hace sombra a las actividades que es posible realizar en Ibiza durante una visita relámpago: retratarse en Dalt Vila, pasear por parques naturales como el de Las Salinas, comer en restaurantes tradicionales en poblados pesqueros a la orilla del Mediterráneo... Simplemente, increíble.
Pero el mayor reclamo de Ibiza es indudablemente su entorno rural, perfecto para practicar senderismo en plena naturaleza entre prados y acantilados. Una buena caminata es la excusa perfecta para toparse con joyas patrimoniales como la Torre del Pirata y abrir el apetito para dar buena cuenta de la gastronomía local. Haciendo honor a su tradición pescadora, en las cocinas pitiusas abunda el marisco y el pescado, acompañado con arroz en la mayoría de los casos.
Lo más representativo de esta fusión sencilla y económica es el bullit de peix, una suerte de caldo de arroz con sabor a mar que suele introducirse con una ensalada payesa tradicional, a base de hortalizas, pescado deshidratado y pan seco. El placer está asegurado añadiendo al pedido una copa de vino de Forada y una tapa de calamares rellenos de sobrasada, rematando el almuerzo con un flaó, dulce ibicenco donde los haya que mezcla pasta de harina, crema y requesón para conquistar el paladar.
Los paquetes vacacionales en las Pitiusas son bastante flexibles, y los vuelos de Madrid a Ibiza son abundantes, desde estancias holgadas para aprovechar las vacaciones, hasta visitas de varios días propias de una escapada de fin de semana. En cualquier caso, el tiempo disponible no es una variable que determine el disfrute en Ibiza. La isla es tan maravillosa que bastan dos o tres días para cargarse de energía.
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