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Vuelo y Hotel en Badajoz

Viajar a Badajoz

Presentación de la ciudad de Badajoz

Badajoz es de esas localidades que pasan desapercibidas en el mapa, a pesar de ser destinos excelentes para disfrutar de las vacaciones. Su historia se remonta al siglo IX, su ubicación es ideal para hacer una visita relámpago a Portugal, su patrimonio es deslumbrante y su gastronomía es deliciosa, incluyendo productos cuya elaboración se conoce poco o nada en el resto de España.

El ejemplo más claro es el cava que se produce en Almendralejo, a la altura del famoso cava catalán. ¿Acaso hay mejor excusa para reservar un vuelo de Barcelona a Badajoz para comparar el buqué de estos dos espumosos? Con lo asequible que son los paquetes vacacionales de vuelo + hotel en Badajoz, está claro que sí.

¿Cuál es la mejor época del año para visitar Badajoz?

Badajoz tiene tanto que ofrecer que cualquier época del año es propicia para realizar una visita, pero la primavera sigue siendo el momento perfecto para disfrutar al máximo de las vacaciones. No solo porque el mercurio se mantiene en niveles ideales para la distensión al aire libre, sino porque es la estación de las fiestas en toda la provincia. Es tiempo de ferias, de romerías y de procesiones, algunas famosas en la región.

A poco menos de una hora de camino, poblaciones cercanas como Almendralejo o Feria ofrecen al viajero eventos relevantes en la zona como la recreación de la batalla de Albuera y la fiesta de la Cruz. Lo mejor del patrimonio inmaterial de Badajoz, sin olvidar la Semana Santa de Badajoz, cuya tradición centenaria y belleza son argumentos más que suficientes para convertirla en Fiesta de Interés Turístico Internacional.

¿Por qué unas vacaciones en Badajoz?

Faltan dedos en la mano para contar las razones para visitar Badajoz. Las hay culinarias, para descubrir de primera mano dónde se creó la universal tortilla de patatas. Siempre se ha dicho que es de origen madrileño, pero algunos historiadores sitúan este hito en la cocina española a poco más de 100 kilómetros de la capital badajocense, en Villanueva de la Serena. Para comprobar si es cierto, basta con tomar un vuelo de Madrid a Badajoz e investigar con el paladar.

Pero todo no va a ser comer. Badajoz ofrece alternativas de todo tipo:

¿Qué hacer en Badajoz?

No se puede viajar a Badajoz sin visitar lo mejor de su patrimonio histórico y cultural, un conjunto arquitectónico que data en su mayor parte de siglos convulsos donde se construían fortificaciones en toda la península. Fueron tiempos de alcazabas, como la que gobierna el cerro de la Muela en la ahora ciudad antigua de Badajoz. Otrora zona de vigilancia de la comunidad musulmana que habitaba estas tierras, ahora es una auténtica joya patrimonial.

La ciudad antigua también alberga puntos de paso obligado para el viajero, como la biblioteca autonómica, habilitada en el Hospital Militar, o el Palacio de los Duques de la Roca, ahora reconvertido en museo arqueológico. Estos monumentos arquitectónicos van marcando el camino hacia el corazón del casco antiguo, con la plaza Alta como referente y algunos de los edificios más antiguos de la localidad, de notable corte mudéjar.

El medievo está presente en la plaza, así como en los tesoros que se esconden en las proximidades, tales como la Atalaya, una reminiscencia de la torre del Oro sevillana. Aunque, para alusiones al patrimonio de la capital hispalense, la moderna Giraldilla badajocense, levantada en pleno siglo XX, haciendo honor al modelo capitalino aunque con un toque regionalista inconfundible.

¿Qué comer en Badajoz?

Todos estos reclamos son más que suficientes para reservar un vuelo a Badajoz, pero la capital badajocense guarda un último secreto para enamorar al viajero: su gastronomía. Y es que la tradición culinaria de Badajoz es toda una joya de la cocina española, heredera por su localización geográfica del influjo castellano, andaluz y portugués. De ahí que sean famosos sus gazpachos, sus quesos, sus migas y sus ibéricos, con especial mención al jamón.

De hecho, el cerdo de bellota es el centro gravitatorio de la cocina local, carne para sibaritas que deja espacio en la mesa a otros manjares no menos apetitosos como la ternera retinta, el cordero, el conejo y el pollo; todos con su plato nominativo: el zorongollo, la cardincha, el "pollo a lo padre" y un largo etcétera de especialidades.