Alicante es probablemente uno de los enclaves turísticos más importantes de España y de Europa. Con más de tres mil años de antigüedad, esta ciudad mediterránea se configura como un espacio alegre, cosmopolita, abierto al visitante foráneo y a las nuevas tendencias artísticas. Para presentar Alicante, hemos de mencionar sus playas, sus paseos llenos de terrazas y puestecitos ambulantes, sus propuestas culturales y deportivas. No en vano, el puerto alicantino acoge en los primeros días de octubre una de las competiciones de vela más prestigiosas del mundo náutico, el Volvo Ocean Race. Pero hay más atractivos además del deporte.
Nos referimos a su gran patrimonio cultural. Entre la tradición y la modernidad, la urbe mediterránea ofrece un amplio catálogo de obras de arte. Hablamos de la impresionante muestra de arte sacro, la basílica de Santa María, o el edificio del mercado central, como ejemplo del arte laico y modernista, entre otras edificaciones. No faltan tampoco los espacios naturales, los barrios del casco antiguo o sitios emblemáticos, como la isla de Tabarca. En Alicante confluyen arte, cultura y ocio, una ciudad diversa y emprendedora que ofrece al viajero un clima perfecto para sus días de vacaciones o de negocios. Por todo ello, tu vuelo a Alicante supondrá una experiencia única.
Viajar a Alicante supone múltiples alicientes. Su oferta abarca todos los gustos y temperamentos, sin discriminar por razón de edad o procedencia. Un fin de semana en Alicante permitirá conocer mejor sus numerosas facetas, además de disfrutar de unos días inolvidables. El barrio de Santa Cruz es uno de esos lugares con encanto que no podemos obviar en nuestro recorrido turístico. En pleno casco antiguo, el vecindario recoge los aspectos más tradicionales de Alicante. Nos referimos a sus callejuelas, al colorido de sus casas y a los bares y restaurantes que jalonan este espacio concebido como un pequeño pueblo
Otro de los sitios con esencia mediterránea es el parque del Palmeral, visita obligada si queremos aprehender el carácter de esta localidad. Como bien indica su nombre, es un espacio con cascadas y cientos de palmeras con zonas de esparcimiento para los más jóvenes. Lo natural y lo lúdico para pasar una tarde tranquila con los amigos o la familia. Pero en nuestro paseo de fin de semana, no podemos olvidarnos de esa joya de la arquitectura modernista, el mercado central. Ubicado en pleno centro urbano, es uno de los más antiguos del continente europeo, con más de cien años de existencia. Allí podremos sumergirnos en la vida cotidiana alicantina y disfrutar de los espléndidos productos de sabor local.
Alicante goza de un clima típicamente mediterráneo. Si deseamos viajar a este destino en invierno, tendremos pocas lluvias y temperaturas que oscilan entre los quince y los seis grados, ya en enero, el mes más frío del año. Las precipitaciones, como corresponde al ciclo estacional, son más habituales en otoño y primavera. Pero no suele haber lluvias pertinaces o cielos nublados. De hecho, es una de las zonas con más días de sol al año. Cuándo visitar Alicante entonces... Si deseamos tomar un vuelo desde Madrid a Alicante, la mejor época es a partir del mes de mayo, cuando la temperatura invita a acercarse a la playa y a las salidas nocturnas y de ocio.
Pero lo cierto es que esta región presenta un tiempo muy estable, con escasas oscilaciones térmicas debido a la influencia del mar. Es la ciudad perfecta para instalarse con carácter definitivo o pasar los días de período vacacional y disfrutar de los deportes al aire libre, como la vela o el senderismo, entre otros muchos y variados. Alicante nos deja el sabor amable de su condición de ciudad portuaria, con esos placeres lúdicos y contemplativos que alimentan el espíritu.
Alicante es una de esas ciudades en las uno podría instalarse definitivamente. La amabilidad del clima y el carácter abierto y hospitalario de sus habitantes son ya poderosas razones para considerarlo. Pero nuestro tiempo es limitado. Cuántos días, pues, serían necesarios para conocer la ciudad si tomamos un vuelo de Barcelona a Alicante... Un fin de semana es suficiente para disfrutar de sus lugares más representativos y su amplia gastronomía. Pero si queremos conocer más profundamente la ciudad, serían aconsejablea una o dos semanas.
Alicante ofrece múltiples propuestas, todas ellas ajustadas a cada momento del día y a nuestra condición de aventureros turísticos. Muchos son los lugares con identidad propia, sitios que no podemos dejar a merced de la indiferencia o el olvido. Qué hacer en Alicante entonces... Uno de esos sitios es el Museo de la Ciudad de Alicante, situado en el castillo de Santa Bárbara, otro de los emplazamientos con más tradición. Dividido en diversas salas, es una buena oportunidad para conocer la historia etnológica y heráldica de la ciudad, con referencia a los apellidos ilustres de la región mediterránea.
Otro acontecimiento que no debemos perdernos son las hogueras de San Juan, una de las fiestas más populares de la ciudad alicantina. En la semana de mediados de junio, se organiza esta festividad que reúne a insignes artistas especialistas en el arte de cartón piedra y la crítica social y política. A la celebración se añaden desfiles, música y otras actividades de ocio nocturno. Otro de los referentes es el Volvo Ocean Race, la competición náutica que discurre entre once países y que tiene como origen y punto de partida el puerto de Alicante. No hay que perderse este acontecimiento que se vive con la intensidad propia de las festividades que trascienden lo deportivo. Además recomendamos:
No cabe duda de que uno de los platos más populares es el arroz y sus diversas variedades. Es difícil encontrar un establecimiento que no prepare la paella de marisco o de verdura, o la popular fideuá. Además de estas especialidades, podremos disfrutar de los productos típicos de la huerta, los salazones de pescado o la borreta, cuyo ingrediente esencial, el bacalao, remite a sus orígenes humildes y al frío de los antiguos inviernos. Tampoco debemos olvidarnos de la mojama de atún o la pericana, elaborada a base de aceite de oliva y pimientos secos. No faltan los postres, como los helados de tradición jijonenca, los turrones de elaboración artesanal y prestigiosos en todo el mundo, o la toña alicantina, el bollo esponjoso y dulce.